“Pisar nuevamente
los mismos lugares que nuestros pies, juntos, pisaron por primera vez.
Acordarme de cada
rayo de sol tocando tu piel clara,
De la luz de tu
mirada.
De manos dadas,
andamos por la orilla cantando nuestras canciones favoritas.
La brisa que nos
daba la bienvenida a cada esquina doblada.
Y el viento frío
que nos acercaba cuando la noche llegaba.
Tu abrazo tan
tierno.
Todo era
seguridad, tranquilidad, todo era certeza.
La certeza de
que, finalmente, con la cabeza acostada sobre tu pecho, bajo tu mirada, había encontrado mi
lugar en este mundo. Mi puerto seguro, mi punto de llegada.” (Karen Raquel Tanski Paraná)