domingo, 8 de agosto de 2010

Hubo una noche...


De tantas noches de completa oscuridad de este largo invierno,
Hubo una clara noche de luz suave, dulce y cálida.
De tantas noches de miradas frías, vacías de este largo invierno,
Hubo una noche, en la que, mientras la copa se vaciaba, la mirada se llenaba de una profundidad inalcanzable, de una firmeza insuperable que declaraba la gana callada.
De tantas noches de soledad de este largo invierno,
Hubo una noche de seguridad entre aquellos largos brazos de tiernos abrazos.
De tantas noches sin colores, sin sabores de este largo invierno,
Hubo una noche rubra, de sabor porteño...
Y, al llenar de la copa vacía, se calentó la noche mía.

(Por Karen Raquel)

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