Uno no consigue mantenerse joven por siempre.
El cambio de apariencia física es algo inevitable.
De igual manera, nuestro ser interior, el que concentra nuestros sentimientos, nuestros puntos de vista, sufre mutaciones a cada instante, a cada nueva experiencia vivida.
Y, puesto que así es la vida, así debemos aceptarla, aprovecharla, aprender con ella, o sea, vivirla.
Pero vivirla con la conciencia de que vivir implica mutarse, irse, volver, intentar, acertar y equivocarse.
Esta es la condición.
Para que haya vuelta es necesario que, antes, haya ida. Para acertar o equivocarse es necesario intentar.
Intentar y comprender que la magia de cada intento está en no poder predecir, en lo incierto.
Lo desconocido no sólo nos permite soñar, esperanzarnos, sino también, reafirma nuestra vulnerabilidad de seres que están en constante desarrollo, de seres mutables. Además, nos enseña, a veces a duras penas, que intentar no significa conseguir o perder, sino simplemente intentar. Y por lo tanto, nos enseña también a ser comprensivos con el otro y con nosotros mismos. Nos enseña a perdonar.
Con todo, quiero decir que somos seres mutables hechos de intentos, virtudes y defectos.
Con todo, quiero decirte que te quiero por entero. Tus cambios, tus idas, tus vueltas, tus aciertos y engaños.
Te acepto como sos, porque te comprendo, porque más que todo te quiero a vos y a tu verdad sin rodeos.”
(Por Karen Raquel T. P.)